20170819

La industria vasca camina de una forma firme en la senda de la recuperación. Es el sector sobre el que el Gobierno de Urkullu ha depositado las esperanzas para superar la peor crisis en un siglo, porque es el que crea empleo de más calidad y el que ofrece mayor valor añadido para poder competir en un mercado global. Parece haber establecido una velocidad de crucero en la rueda que forman la captación de pedidos, mayor actividad, más empleo y aumento de ventas, que presentan mes tras mes evoluciones positivas. Las últimas estadísticas del INE confirman el empuje manufacturero vasco, ya apuntado en los últimos meses y remachado a comienzos de agosto al constatarse que la producción industrial de Euskadi creció un 2,4% en el primer semestre, encadenando de esta forma su cuarto año consecutivo de mejoras.

Según las cifras que manejan el Ministerio de Empleo y la CEOE el primer semestre fue el más conflictivo desde que comenzó a hablarse de la salida de la crisis a principios de 2015. En concreto, el número de trabajadores que participaron en algún tipo de huelga ascendió a 179.349, un 109,2% más que entre enero y junio de 2016. La conflictividad en el caso de Euskadi ha discurrido por sus propios derroteros. Según los datos del Consejo de Relaciones Laborales (CRL) referidos al primer semestre del año, 26.640 trabajadores vascos habían hecho huelga hasta junio. Una cifra que casi duplica el registro de todo 2016 cuando fueron 13.735. Aun así estamos lejos de los máximos precrisis, cuando en 2006 más de 62.000 asalariados hicieron uso de su derecho de huelga; pero ya se han superado por mucho los mínimos de 2015, cuando sólo 10.680 personas dejaron de ir al tajo.

España se situó en junio entre los países de la Unión Europea (UE) donde más creció la producción en la construcción, con un 2,2%, según los datos publicados ayer por la oficina estadística comunitaria, Eurostat. En el citado periodo, respecto al pasado mayo, el volumen de actividad en dicho sector experimentó una caída del 0,5% en la Eurozona –los diecinueve países de la moneda única–, debido al descenso en las obras de ingeniería civil (-0,5%) y en la construcción de edificios (-0,4%). En el conjunto de la UE, la disminución en el sector fue del 0,3%, como consecuencia de la bajada en el número de construcciones de edificios (-0,2%), mientras que las obras de ingeniería civil aumentaron un 0,2%.

La elevada temporalidad continúa siendo un pesado lastre para el  mercado laboral. Pese a la importante reducción del paro en el último año y a la intensa creación de empleo, España sigue sin ser capaz de reducir de forma considerable la contratación temporal. De hecho, el pasado mes de julio el 92,1% de los contratos que se suscribieron fueron de duración determinada. Y de estos, un 57% tuvieron una duración inferior a los tres meses, según denunció ayer CCOO. Para el sindicato, «estos datos hablan por sí solos de la mala calidad del empleo que se crea». «Una mala calidad que pasa a pésima», precisan, «si se toma en consideración que la mayoría de los contratos temporales son de muy corta duración: el 26% de una semana o menos, el 14% dura de una semana a un mes y el 17%, entre un mes y tres meses».

Los precios de la vivienda prosiguen el proceso de aceleración, impulsados por las grandes ciudades. El valor de los inmuebles creció un 3,7% en julio, respecto al mismo nivel del año anterior, de acuerdo con los datos de la tasadora Tinsa. Esta cifra no sólo supone una aceleración de 1,3 puntos respecto a la cifra del sexto mes del año, sino que también supone el mejor registro en casi diez años, desde octubre de 2007, de acuerdo con el informe, cuando la desaceleración del mercado se estaba haciendo ya evidente. Las capitales y grandes ciudades no son sólo el segmento que más sube de precio en junio, sino también el que más se acelera. Las viviendas ubicadas en estas zonas se encarecen un 6,4% en julio, lo que supone el dato más elevado desde finales de 2007 y un fuerte empujón de 1,8 puntos respecto al sexto mes del año.

La última radiografía del mercado laboral del Reino Unido ha abierto un claro entre los nubarrones que se ciernen sobre su economía desde el voto a favor del Brexit de junio de 2016. La tasa de empleo en el segundo semestre del año, cuando se cumplía el primer aniversario de aquel referéndum, se sitúa ya en el 75,1%, todo un récord desde el inicio del registro de la serie histórica hace 45 años. Ese dato, acompañado de la rebaja del índice de paro hasta el 4,4%, la menor desde 1975, ha sido posible gracias a una reglamentación laboral muy flexible que alienta la contratación de nuevos empleados sin grandes riesgos, a pesar de la aprensión de los empresarios ante las incertidumbres que acarrea la salida de la UE y de su mercado único.

El presidente del Consejo Económico y Social (CES), Marcos Peña, es la persona propuesta por el Gobierno para poner fin al conflicto laboral en el servicio de control de seguridad de pasajeros del Aeropuerto de Barcelona–El Prat, que enfrenta desde el mes pasado a la concesionaria Eulen con sus empleados. A propuesta del Ministerio de Fomento, Peña, que está considerado un experto en negociación colectiva, ejercerá de árbitro en el procedimiento de laudo de obligado cumplimiento entre los trabajadores y la compañía. Las partes tienen un plazo de 24 horas para realizar las alegaciones que estimen oportunas en relación con la imparcialidad del árbitro. Poco después de conocerse la decisión de Fomento, la dirección de Eulen declaró que acepta la designación de Marcos Peña y que se pone a la «entera disposición» del árbitro.