20180608

Era su primer día y María Jesús Montero ya tuvo que apagar un incendio. O al menos el conato de uno que podía haber colocado en un aprieto a Pedro Sánchez con el PNV. Hace un año, cuando era consejera de Hacienda de la Junta de Andalucía, abogó por «recalcular el Cupo vasco y la aportación navarra a fin de que el reconocimiento de sus derechos forales» no se traduzcan «en privilegios financieros injustificados». Durante su toma de posesión eludió referirse a la cuestión pero sí lo hizo a preguntas de Cuatro. Si hace seis meses reclamó «recalcularlo», ayer rebajó su petición a que su cálculo sea «más transparente». «Nunca se ha explicado de forma exhaustiva cómo se valoran los servicios que presta el Estado», apuntó.  El PNV dio por buenas las explicaciones de Montero y, al menos de puertas para fuera, eludió abrir un frente con el nuevo Ejecutivo.

Con mucho «respeto» y «emoción» cruzó ayer Magdalena Valerio la puerta del Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, su nueva denominación. Y lo hizo 27 años después de la primera vez que visitó este lugar, aunque en circunstancias completamente diferentes: si en aquel momento acudió para leer su trabajo para la oposición de funcionaria del cuerpo de gestión de la Seguridad Social, ayer lo hizo convertida en la número uno del departamento con dos de los retos más difíciles: reducir el número de parados –todavía ascienden a más de 3,2 millones–, y reformar un sistema de pensiones que acumula un déficit superior a 80.000 millones de euros, algo que está segura de lograr a través de un acuerdo en el Pacto de Toledo.

Buenas palabras para el Gobierno anterior, mano tendida para alcanzar pactos con los partidos de la oposición y respeto a las reglas europeas. Estos son los mensajes que trasladaron los 17 nuevos ministros que ayer recibieron sus carteras. El margen de actuación económica para el año en curso es escaso en la medida en que el Gobierno de Pedro Sánchez asumirá el Presupuesto aprobado por PP, Ciudadanos y PNV. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, recibió ayer la cartera ministerial de las manos de su antecesor Cristóbal Montoro. A pesar de que el programa socialista contempla la subida del IRPF, del impuesto sobre sociedades y crear nuevos impuestos sobre la banca, Montero señaló que «por ahora», no tiene intención de subir los tributos.

Las ministras económicas del nuevo Gobierno tomaron ayer posesión, muy condicionadas porque tendrán que heredar el Presupuesto de los populares. Las titulares de Economía, Nadia Calviño; de Hacienda, María Jesús Montero; Trabajo, Magdalena Valerio, y de Industria, Reyes Maroto, afrontan unas semanas intensas porque tienen por delante una larga lista de tareas urgentes. Montero tendrá que acelerar para aprobar el techo de gasto del Estado, la cifra a partir de la cual se empiezan a construir los Presupuestos de 2019. Calviño tendrá que preparar con premura la decisiva cumbre europea para avanzar en la integración económica, que se celebra el 28 y 29 de junio. Y Valerio tendrá que habilitar el crédito para abonar la extra de las pensiones de junio.

El nuevo presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha troceado la gestión económica en hasta siete ministerios, debilitando especialmente los de Hacienda y Economía. En la estructura publicada en el Boletín Oficial del Estado, tanto el Ministerio de Hacienda como el de Economía pierden competencias y personal en comparación con la última etapa del Partido Popular. Sánchez prescinde además por ahora de un primus inter pares en el aparato económico y, de momento, las tres cabezas más visibles serán la titular de Hacienda, María Jesús Montero, la de Economía, Nadia Calviño, y el de Fomento, José Luis Ábalos. Junto a ellos, no es desdeñable el área otorgada a la ministra de Industria, Reyes Maroto, que controlará también Comercio y Turismo, y la atribuida al Ministerio de Transición Ecológica, Teresa Ribera, que acumula la sensible área de Energía. La ministra de Trabajo (incluida la Seguridad Social), Magdalena Valerio y el ministro de Agricultura, Luis Planas, completan la futura Comisión Delegada de Asuntos Económicos.

La vida de Isabel Celaá ha dado un vuelco en unas pocas horas para convertirse en un torbellino de llamadas, mensajes y reuniones. El nuevo presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tuvo claro desde el principio que quería reclutarla y le ha encomendado la complicada misión de ejercer la portavocía del Ejecutivo y dirigir Educación. La ministra bilbaína elogia la decisión del líder del PSOE de apostar por un Gabinete con once mujeres y asume la presión extra que supone un cargo como el suyo. Celaá subraya la importancia de llevar la calma al ámbito político y, en la búsqueda de ese objetivo en un momento «en el que hay ira en algunos partidos por la manera en que han transcurrido los últimos días», resalta las relaciones de los socialistas con el PNV tanto en Euskadi como en España. «Viene bien para serenar», subraya.

A la espera de conocer cómo queda la regulación laboral tras el cambio de gobierno en Madrid, parece que 2018 puede marcar un punto de inflexión en las relaciones laborales vascas. A la aparente reactivación de la negociación sectorial se suma que el incremento salarial medio acordado en lo que va de año se ha asentado por encima del 2%, un nivel inédito en las mesas de negociación desde 2012. Quedan atrás seis años en los que los convenios se han movido entre unas pocas décimas de subida y el 1,5% a que se llegó el pasado año. Empujan con fuerza la docena larga de acuerdos sectoriales firmados, con más de 50.000 trabajadores, mientras que la subida en las empresas queda por debajo de la media. Habrá que ver si la aceleración que han vivido los convenios vascos esta primavera se mantiene y permite ir reduciendo la bolsa de trabajadores con sus condiciones sin actualizar, que pese a los últimos acuerdos sigue superando de largo los 350.000.

La batalla comercial ha cargado de tensión una cumbre del G7 que arranca hoy en Quebec (Canadá) con el apodo del G6+1 por la creciente fractura entre EE UU y el resto de las principales potencias mundiales. Los aranceles aprobados por Donald Trump para el acero y el aluminio de los países aliados se suma a otros desplantes de calado, como las rupturas del Acuerdo de París contra el cambio climático y del pacto nuclear con Irán. Trump acude con la mirada puesta en su cumbre del martes con Kim Jong-un.

La nueva ministra de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, Magdalena Valerio, puede recibir una buena noticia en los próximos días: las patronales CEOE y Cepyme y los sindicatos CCOO y UGT «están muy cerca» de cerrar un acuerdo para la negociación colectiva en 2018 y 2019, según todas las fuentes conocedoras de las conversaciones. La negociación tiene varias claves para entender por qué, en las últimas semanas, ha sido posible el acercamiento de posturas, donde antes había un enfrentamiento claro. La primera clave es que la discusión la están llevando personalmente los cuatro dirigentes de las organizaciones en reuniones semanales. Es decir, los presidentes de la CEOE, Juan Rosell; Cepyme, Antonio Garamendi; UGT, Pepe Álvarez, y CCOO, Unai Sordo.

El número de demandas por despido presentadas en los juzgados de lo Social del País Vasco durante el primer trimestre de este año se situó en 1.291, lo que supone un aumento del 10,5% respecto a las registradas en el mismo periodo de 2017. Según los datos que aparecen en el informe ‘Efectos de la crisis económica en los órganos judiciales’, elaborado por el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y dado a conocer ayer, el incremento de casos experimentado en Euskadi sitúa a esta comunidad autónoma como la tercera de toda España en la que más han crecido las demandas por despido, sólo por detrás de Valencia (35%) y Extremadura (23,1%). De hecho, ese aumento del 10,5% en el País Vasco es nueve puntos superior al que se dio en la media del conjunto nacional (1,6%), donde hubo 27.589 demandas.

El sector papelero vasco confía en repetir este año las buenas cifras alcanzadas en el pasado ejercicio, que le llevaron a incrementar la facturación un 7% en relación al año anterior y también a mejorar las exportaciones. Sin embargo, se muestra muy preocupado por los altos precios de las materias primas y la energía, así como por la desfavorable paridad del euro con el dólar, componentes todos ellos que estrechan los márgenes. Estas son las principales conclusiones que se extraen de la asamblea que la asociación sectorial Clúster del Papel de Euskadi celebró ayer.

Habrá continuidad al frente de la Cámara de Comercio e Industria de Álava. El nuevo pleno, que en principio se reunirá a finales de mes para elegir al futuro presidente, ha quedado configurado de tal manera que Gregorio Rojo podrá aglutinar una mayoría de votos abrumadora para repetir en el cargo. La candidatura afín al PNV que ha encabezado el promotor inmobiliario José Miguel Aguirre, afiliado a la formación jeltzale, ha fracasado con estrépito en su intento de incrementar su protagonismo en esta organización empresarial. De hecho, en las elecciones de ayer, en las que participaron 933 empresas, no consiguió ninguna representación. Ni siquiera él logró un asiento como vocal en el pleno ya que en su grupo de construcción salieron dos empresas asentadas en el territorio y en la propia Cámara, las de Roberto Larrañaga –presidente de la patronal vasca Confebask– y Josu Sánchez –máximo responsable de Elkargi–.

La industria 4.0 está transformando las organizaciones más de lo que cabía imaginar. En este nuevo contexto, el capital humano es fundamental, tanto para que una empresa alcance la cima como para que se mantenga en ella. Sin embargo, las personas suelen ser las grandes olvidadas de este proceso de evolución. «La tecnología no es fácil de manejar, se crean cosas que parece que van a gestionar robots», criticó el vicepresidente ejecutivo de Sisteplant, José María Borda, durante la presentación de Human 4.0, un modelo organizativo que busca ayudar a las empresas a adecuar sus plantillas a la industria 4.0. El directivo auguró que «va a haber una brecha muy grande entre lo que puede lograr la tecnología y lo que son capaces de manejar las personas».

El presidente del Círculo de Empresarios, John de Zulueta, ha pasado por muchas empresas: PepsiCo, Cadbury Schweppes, Sanitas, USP Hospitales... Preside el Círculo de Empresarios desde abril. «Buscamos lo mejor para los ciudadanos y ser un centro de pensamiento, no un lobby. Soy el primer presidente no español del Círculo y quiero hacer más internacional este think tank», dice.