Retos para un nuevo gobierno español.

Artículo de Roberto Larrañaga, presidente de Confebask, para el suplemento Dinero de la web del diario El Correo

 

Roberto Larrañaga, presidente de Confebask

El primer reto al que deberá enfrentarse el nuevo gobierno español es el ajuste fiscal demandado por Europa. Es verdad que Bruselas, al menos, da de plazo dos años, pero la exigencia de terminar 2018 con un déficit del 3% obligará a un ajuste estructural de 10.000 millones de euros, independientemente del ciclo económico, más otro adicional para el año que viene.

Eso sólo se consigue, bien aumentando los ingresos (algo francamente complicado) o reduciendo gasto público, con todo lo que eso conlleva.

En Euskadi, la situación de las cuentas públicas es muy diferente. Pero el ajuste que  tendrá que realizar el gobierno español podría afectar a inversiones en infraestructuras clave, como la Y vasca - cuya ejecución, por cierto, debería quedar fuera de todo recorte porque no puede esperar más tiempo - , por no hablar de otro tipo de incentivos públicos a la inversión o a proyectos de I+D+I que podrían relegarse hasta conseguir el objetivo marcado por la UE.

Cómo cumplir las exigencias de Bruselas será sin duda el reto más urgente del próximo gobierno español.

En segundo lugar, otro de los grandes retos pasa por cambiar el modelo productivo y ‘reindustrializar’ España. Actualmente, el sector industrial apenas supone el 15% de su PIB. En Euskadi estamos cerca del 24% y con un añadido importante: la apuesta público - privada por el impulso a la industria es fuerte y unánime desde hace décadas, lo mismo que en los últimos tiempos en lo referido a la conocida como Industria 4.0

En el estado español sin embargo, se echa de menos una política más contundente en ese sentido, teniendo en cuenta además, que hay factores como el coste energético que lastran nuestra competitividad y cuya reducción depende en buena parte de una tarifa fuertemente intervenida por el gobierno. El nuevo gobierno español debería terminar con esa clara desventaja competitiva imitando quizá lo que ya hacen desde tiempo atrás otros gobiernos europeos como el alemán.

Y en tercer lugar, otro reto ineludible pasa por rebajar lo más rápidamente posible la inaceptable tasa de desempleo. Para eso sería necesario que el gobierno español mejorara las condiciones objetivas de creación y fomento empresarial que nada tienen que ver con el ‘adelanto a cuenta’ de impuestos o el aumento de cargas fiscales a las empresas que son las que generan actividad y contratan; y que en último término pueden verse desincentivadas para hacerlo. Que el fracaso no arruine al emprendedor de por vida es, además, otro reto que el nuevo gobierno español debería marcar en rojo en su agenda económica.