El riesgo de la incertidumbre

Mercado  bursatil

Sólo debemos tener miedo al miedo’.  Esa frase, atribuida a Roosevelt  en pleno ‘crack’ del 29, viene hoy especialmente a cuento tras observar lo que está pasando con las bolsas y el temor a un nuevo y grave parón de la economía global. Prácticamente todos los analistas y medios de comunicación coinciden en que hay señales que alertan de un menor crecimiento mundial provocado por cuatro factores:  el frenazo en China (que hoy supone en torno al 16% del PIB mundial), las consecuencias en Europa (Alemania ha sufrido en 2015 una caída de sus exportaciones a China de un 25%, lo que explica el tímido crecimiento de su economía en un 1’7%), el desplome del precio de las materias primas, especialmente del petróleo (ahogando las economía de muchos de los llamados ‘países emergentes’, principalmente en Sudamérica), y el menor crecimiento previsto en EE.UU, entre otras cosas, porque ese bajo precio del barril del petróleo está socavando una parte significativa de su industria, y por su dependencia de China. La propia Janet Yellen, presidenta de la Reserva Federal, reconocía ayer mismo que hay riesgos para el crecimiento de Estados Unidos, y que ‘el panorama es incierto’.

Así las cosas, el descalabro reciente de las bolsas en todo el mundo, desde Japón a Estados Unidos, pasando por Europa, China y Brasil, es mayoritariamente interpretado como un claro adelanto de lo que nos espera:   ‘nubarrones’, ‘pánico’, o ‘recesión en ciernes’ es lo más repetido. Pues bien: el ‘contagio’ de la idea generalizada de crisis es, a día de hoy, la principal amenaza.

No es la primera vez que los empresarios vascos lo decimos, y hoy toca repetirlo: las incertidumbres por factores externos a nuestra economía  que no controlamos han venido para quedarse. Pero quizá,  una de  las claves  pase por no adelantar acontecimientos, no vaya a ser que demos lugar a  aquello que  queremos evitar. De momento,  muchos  expertos  creen que estamos ante una ‘sobre reacción’  de los mercados.

 Desde Confebask, mantenemos que en Euskadi  sigue habiendo motivos para creer que  2016 será el tercer año de la recuperación, con un crecimiento de la economía y del empleo similar a la del año pasado, y un importante recorte del paro. No hace ni una semana de la previsión lanzada por ADEGI en ese sentido, y los datos de inversión extranjera en Euskadi, recién presentados por la consejera del gobierno vasco Arantxa Tapia, dan una idea de nuestras posibilidades.

De esta época tan convulsa e incierta que nos está tocando vivir, podemos sacar dos conclusiones: una, que sólo con flexibilidad  las empresas van a poder afrontar esos ‘tirones’ de la economía global y aguantar el empleo (ahí, por cierto, es donde cobra plena actualidad nuestra propuesta de nuevo modelo de Relaciones Laborales).  Y dos, que si bien es cierto que los nubarrones existen, también lo es que nadie puede asegurar que descarguen lluvia con la furia pronosticada. De lo que sí está convencido todo el mundo, es de que la extensión del miedo irracional ante algo que todavía no ha ocurrido, acaba provocándolo. Y no es un riesgo menor.  Llega el momento de volver a leer  la primera frase.