"RGI: La importancia de un diagnóstico compartido"

Artículo del presidente de Confebask Roberto Larrañaga para 'Begirada Elkartea' y publicado también en el Grupo Noticias 

gráfico

Ahora que últimamente tanto está en boca de todos la Mesa de Diálogo Social no viene mal recordar que fue en ese foro donde las asociaciones empresariales, Gobierno Vasco y sindicatos acordamos una importante declaración institucional sobre la RGI en Euskadi tras un amplio e intenso debate. Ése es el valor precisamente de una mesa de encuentro como la Mesa de Diálogo Social: punto de encuentro y diálogo constructivo para alumbrar acuerdos relevantes para el progreso del país.

Pues bien, Confebask ya manifestaba entonces algo que mantenemos hoy: que reconocemos el valor de la decisión que hemos tomado como sociedad de dotarnos de un sistema de garantía de ingresos e inclusión social sólido que limita la pobreza y la exclusión social, y contribuye a mantener la cohesión de nuestra sociedad. Por lo tanto, sí rotundo a la RGI vasca. Cosa diferente es cómo la gestionamos y con qué finalidad.

En esa declaración conjunta añadíamos otras dos consideraciones: primero, que ese sistema conocido como RGI (Renta de Garantía de Ingresos) necesita de un tejido productivo fuerte y competitivo. Son las empresas, con sus impuestos, generación de riqueza y la creación de empleo, las que sostienen el sistema en gran medida. Y segundo, que es necesario seguir apostando por un modelo que “favorezca el tránsito de la RGI al empleo”. O dicho de otra manera, que el sistema de garantía ingresos no se convierta para su perceptor en un fin en sí mismo. Porque desde Confebask entendemos que la mejor prestación social que Lanbide puede ofrecer a un perceptor de la RGI es un puesto de trabajo.

Llegados a este punto es cuando entendemos que se requiere una “mejora en la gestión”, tanto de los recursos humanos cómo en los materiales, algo que por cierto, también se reconoce así, literalmente, por los sindicatos que firmaron con nosotros en la Mesa de Diálogo Social esa declaración conjunta. Compartimos pues, que la RGI es útil y necesaria, y que para garantizar su supervivencia necesitamos de empresas competitivas y una gestión mejorada.

Cuando hablamos de esto último - “mejora en la gestión” - nosotros nos referimos a dos cosas: de una parte, como decía antes, a que la RGI no desincentive la búsqueda activa de empleo. Y de otra, que se efectúe un control más exhaustivo si cabe para evitar abusos y fraudes que no terminen por convertir nuestro sistema del bienestar en inviable. Esto que proponemos no supone poner en cuestión la RGI, más bien todo lo contrario. Pretende garantizar su viabilidad presente y futura para atender a quien realmente lo necesita sin dejar a nadie atrás en épocas de crisis como la que hemos vivido.

La RGI vasca es motivo de orgullo para la sociedad vasca: destinamos al año unos 490 millones de euros, lo que supone en torno al 40% del total de ayudas sociales que se ofrecen en el conjunto del estado. ¿Quién dice que la sociedad vasca es insolidaria? ¿Quién dice que las empresas vascas no aportan lo suficiente para la necesaria cohesión social en Euskadi?  Lo único que pedimos es de sentido común: que el enorme esfuerzo que supone mantenerlo al conjunto de la  sociedad vasca  - y particularmente gracias a la aportación de sus empresas - no se malogre porque seamos incapaces de llegar a un diagnóstico compartido sobre cómo hacerlo viable sin renunciar a él. Ahí, el reto.

VER ARTÍCULO EN 'BEGIRADA'